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Soñar juntos es Transformar


Soñar juntos es TRANSFORMAR

2 de Agosto del 2022


Con el transcurrir de los años, las organizaciones de servicio de la sociedad civil, apoyadas siempre por las reflexiones y aportes de las ciencias sociales, van construyendo nuevas formas de “estar” con las personas, comunidades y poblaciones. Y nosotros, como Hogar de Cristo, no somos ajenos a este devenir histórico que implica “conversión” y materialización de los cambios.

Un primer gran desafío es dejar de mirar a “quienes servimos” como objetos de nuestra acción y entenderlos como sujetos constructores de su propia historia. Son los protagonistas y, en consecuencia, no podemos seguir hablando de “beneficiarios” o “usuarios”. Y no es solo cuestión de palabras, pues el lenguaje también transporta y construye sentido. Lo mismo podría decirse de la tan famosa “transferencia de tecnologías y conocimientos”, muy propia de quienes hemos tenido la oportunidad de cursar estudios universitarios, y no podemos entender lo que es “diálogo de saberes” puesto que nos cuesta “bajarnos del pedestal” y aprender a escuchar para soñar y construir juntos.


Somos una obra social de la Compañía de Jesús y durante el año 2018 participamos con otras obras alrededor del mundo en un proceso de discernimiento comunitario para formular las Preferencias Apostólicas Universales para los próximos años, las cuales fueron proclamadas en febrero de 2019. Así, la segunda nos invita a “caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia”.

También, a partir del 20 de mayo de 2021, día en el que, hace 500 años, Ignacio de Loyola sufrió la herida de una bala de cañón mientras defendía Pamplona y que marca el inicio de su propio proceso de conversión, la Compañía de Jesús inicia la celebración del Año Ignaciano que culmina este 31 de julio, invitándonos a trabajar para convertirnos personal e institucionalmente.

Y para rematar, el Papa Francisco nos anima a ser una “Iglesia Sinodal” y “en salida”. “Hacer camino juntos”, “escuchar”, tener actitud dialogal, sinérgica y de convergencia para la misión son los grandes retos de la sinodalidad.



Queremos un Hogar de Cristo Sinodal que no solo esté al lado de los que sufren sino también que los acompañe y camine junto a ellos, que los escuche en cercanía, equidad y humildad, que nuestro accionar, más que los discursos y pronunciamientos, sean acciones proféticas para la reconciliación y la búsqueda de la justicia. Y para ello tenemos que transformarnos no sólo en nuestra interioridad personal sino también al interior de nuestra institución: somos un cuerpo para la misión, no somos simples colaboradores, somos “compañeros en la misión”. Como se dice hoy en los análisis sociales estamos “en proceso de deconstrucción” de viejos paradigmas y conceptos para construir nuevas formas de mirar y entendernos.

Y, ¿qué decir de las periferias de la exclusión a las cuales somos enviados? Ellos y ellas son “compañeros y compañeras de caminada”, lo cual implica cambios profundos en todos nosotros: tanto en los compañeros y compañeras en la misión como en los compañeros y compañeras de camino.

Y como último sueño, queremos que compañeros y compañeras de caminada puedan llegar a constituirse en compañeros y compañeras en la misión.

Eso es lo anhelamos como “conversión institucional” y un primer peldaño para alcanzar esos sueños es el Encuentro Sinodal que celebraremos próximamente en nuestra organización.