
ACUICULTURA Y
AGRICULTURA SOCIAL
Ya van a ser 5 años que Hogar de Cristo junto a sus socios Concepto Azul y Vivienda para los Sin Techo, promueve y desarrolla alternativas para la producción de peces y agricultura familiar dirigida al mejoramiento de la calidad de vida en sectores vulnerables.
La población de Monte Sinaí tiene acceso a las instalaciones productivas y así se fomenta su participación activa en esta actividad económica que ha dado excelentes resultados en diversos lugares del planeta.
En la Escuela de Acuicultura y Agricultura, los participantes reciben apoyo técnico y profesional para la cría de peces y crustáceos de interés alimenticio, comercial y ambiental, y reciben asesoría para realizar adecuaciones sencillas y útiles para utilizar el hogar como una unidad de producción que asegure el derecho a la alimentación, así como para elaborar conservas artesanales.
También han sido implementados dos nuevos espacios abiertos a la comunidad: lagunas productiva para el abastecimiento en semillas y el engorde de la tilapia roja, así como una granja pedagógica con viveros de plantas y animales.
"EDAS, UNA ACCIÓN CONTRA LA EXCLUSIÓN
“Humanizar las ciencias y las técnicas”, es un sentido posible y en el cual creemos, pero ¿cómo entramos en este proceso de humanización de las ciencias y de las técnicas productivas a favor de los olvidados del desarrollo y, hacia qué?
Mathías Pecot, Coordinador de EDAS
En la actualidad, la iniciativa la toman Hogar de Cristo y Concepto Azul, con el apoyo de Viviendas para los Sin techo (España) una sinergia nueva donde se cruzan lo social y lo científico, enraizándose en un lugar simbólico, las lomas de Monte Sinaí en la periferia Noroeste de la ciudad, “lo más cerca de los pobres”.
Esta verdadera Escuela de Acuicultura y Agricultura Social, la EDAS, primera en su especie, la pensamos y queremos como un espacio abierto, no formal, con la misión de socializar técnicas modernas para la producción familiar de peces y camarones, para la preparación artesanal de alimentos frescos hacia su comercialización, así como para volver a valorizar, a través de la Vivienda Social Productiva, la biodiversidad agrícola de nuestra región; plantas medicinales o aromáticas, arboles nativos, flores y perfumes olvidados en el éxodo del campo hacia la ciudad de Guayaquil.
- “¡No se puede producir aquí!” Este comentario recurrente nos ofrece, hasta hoy, un motivo adicional para seguir moviendo la frontera de lo que se dice hacia lo que se hace, recalcando que donde se vive se puede producir.
- “¿No hay mucho agua?” Es verdad, por lo tanto optimizamos el consumo, filtramos y reutilizamos. “¿El suelo está contaminado y pobre?” Lo sanamos y enriqueceremos.
- “¿Las instalaciones son demasiado costosas?” Bajamos costos utilizando materiales alternativos, reinvirtiendo cada centavo, de a poco.
- “¿Hay cortes de electricidad y no se pueden mantener productos frescos?” Esterilizamos y envasamos conservas.
La apertura de los talleres nos recuerda que “El mundo no es, el mundo está siendo” (Paulo Freire) y que soluciones y alternativas concretas de superación existen... de los talleres nos recuerda que “El mundo no es, el mundo está siendo” (Paulo Freire) y que soluciones y alternativas concretas de superación existen.